4 dic 2012
El Baluarte de la Soledad es hoy el Museo de Arquitectura Maya
Las variadas civilizaciones que han pasado por este mundo dejaron, para el aprovechamiento y deleite de quienes lo habitamos actualmente, una inmensa multiplicidad de edificaciones que merecen ser reconocidas. Es la UNESCO el organismo encargado de designar los lugares que forman parte del Patrimonio de la Humanidad para proceder a su resguardo.
En diciembre de 1999, la ciudad de San Francisco de Campeche fue declarada parte de este patrimonio con la denominación “Ciudad histórica fortificada de Campeche”. Obtuvo esta designación porque está encerrada entre 500 mts de muralla, con sólo cuatro puertas, y con dos fuertes y ocho baluartes construidos en forma pentagonal para defender a la ciudad de los ataques que recibía, principalmente de los piratas provenientes del Golfo de México. Se convierte así en la única ciudad amurallada de México.
Dentro de estas murallas, se puede observar una construcción de estilo colonial principalmente barroco, influenciado por tradiciones caribeñas y andaluzas. Pese al vivir “encerrados”, los campechanos se caracterizan por ser personas muy hospitalarias y alegres, siempre dispuestas a recibir a quienes deseen adentrarse en su historia.
Para ubicarnos en el mapa, San Francisco de Campeche es la capital del estado de Campeche situado en el extremo suroeste de la península de Yucatán, y distante a 1.127 km2 del Distrito Federal. Los españoles le designaron este nombre adaptando el vocablo maya con el cual escuchaban a los nativos llamar a esas tierras: Ah-Kim-Pech (“el lugar del Señor Sol”).
En 1777 el Rey Carlos III de España le otorgó a la por entonces Villa de San Francisco de Campeche el título oficial de ciudad, en la cual hoy habitan aproximadamente 259.005 personas (último censo año 2010). Cuando obtuvo esta categoría, el pueblo campechano ya estaba amurallado, porque sus tradicionales muros se construyeron entre 1686 y 1717.
El comienzo de esta imponente infraestructura no tuvo un buen final ya que fue destruida, pero decididos a defender de cualquier tipo de ataque el buen momento comercial que se estaba teniendo por aquellos años la Villa, los españoles se empecinaron y comenzaron en 1686 a construir la muralla que llegaría a tener 500 mts.
Esta obra finalizó con los reductos y las baterías de costa, parte fundamental para la defensa. La muralla es unida por ocho baluartes y acompañada por dos fuertes. Debido a la religiosidad que caracterizó a los conquistadores españoles, y a su vez, como la idea principal de la construcción era la protección, denominaron a los baluartes y a los fuertes honrando a figuras religiosas. A saber: San Carlos, Santa Rosa, San Juan, San Francisco, San Pedro, De Santiago (de Compostela), De Nuestra Señora de la Soledad y San José el Bajo; del lado de los baluartes. San Miguel y San José el Alto entre los fuertes. En el caso de los primeros es una excepción San Carlos, ya que su nombre fue elegido por el Rey Carlos II de España.
El mayor en cuanto a superficie de los bastiones es el de Nuestra Señora de la Soledad (344.18 mts2) situado en la calle 8, en contra esquina del Parque Principal. De las fortificaciones mencionadas, fue el tercero en construirse, entre 1690 y 1692, y comunicaba a los baluartes de San Carlos y Santiago. Por estar situado a orilla de mar, se lo denominó con el nombre de la patrona de los marinos.
Actualmente el Baluarte de la Soledad es hoy el Museo de Arquitectura Maya, también conocido como el Museo de Estelas Mayas, resguardando elementos importantes de la cultura indígena más trascendente de esta región mexicana. Entre los objetos que allí se encuentran están los monolitos labrados en piedras, que demostraban la ideología que tenían estos indígenas de la monarquía, básicamente en su período clásico. Además se pueden observar jambos, dinteles, sillares, altares y todo tipo de piezas descubiertas de las zonas arqueológicas de este pueblo originario.
Pero antes de llegar a ser el Museo de Arquitectura Maya, el baluarte de Nuestra Señora de la Soledad fue sede de diferentes instituciones. Cuando cesaron las invasiones, fue uno de los primeros que dejó de cumplir su función defensiva y allí se posicionó la bodega de la Aduana, luego la de tropas Federales y del Gobierno. En 1929 se destinó a albergar familiares de oficiales de guerra, consecuencia esto de que estaba en manos de la Secretaría de Guerra.
Viendo el deterioro que sufría el edificio, convertido en una vecindad, el Gobierno Federal inició la tarea de rescate para restaurarlo y darle otro destino a ese lugar histórico. Así fue que en 1958 fue habilitado como museo exponiendo piezas mayas y de la época colonial. Esta muestra permanente fue remodelada en 1975 y se abrió una sala dedicada al arqueólogo y antropólogo campechano Román Piña Chan. La idea de homenajear a quienes dedicaron su vida a investigar el pueblo maya, y que nacieron en Campeche, se extendió en 1992 con la apertura de las salas de Nazario Quintana Bello, Santiago Pacheco Cruz y Paciano Salazar Obregón.
El Museo de Arquitectura Maya mezcla dos la cultura precolombina de sus exposiciones con la potencia española en las paredes del baluarte que las contiene. Es por ello, y por la curiosidad de saber que contienen actualmente el resto de los baluartes, y sobre todo adentrarse en la potencial muralla es que San Francisco de Campeche es un inevitable destino a conocer.
Betiana Ferrero
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