Comprender la importancia que tiene la memoria para el avance y el progreso de un pueblo es imprescindible, pues es parte misma de la educación que permite que sus habitantes sean capaces de ejercer una postura crítica ante los acontecimientos, no solo del pasado sino también del presente y del futuro.
Es imposible construir una mejor sociedad, una mejor educación, un pueblo más humano y sensible si tratamos de borrar los lazos que nos unen a la historia. Es necesario mantenerlos, saber de dónde venimos, no solo para evitar los mismos errores como dice el famoso refrán sino para entender cómo se formó nuestra identidad.
El Museo de la Memoria Universitaria en Puebla es un ejemplo de este tipo de esfuerzos que se presentan a al comunidad como una forma de hacer presente aquello que pasó con el fin de reflexionar sobre ello, de hacerlo parte de nuestra historia como sociedad y no dejarlo de lado.
Al pasear por este estado nos damos cuenta que hay muchos museos en Puebla y que cada uno de ellos tiene un enfoque diferente, están aquellos que solo se dedican a preservar el edificio histórico que los albergan y los que nos muestran importantes colecciones de arte como el Museo Amparo.
El Museo de la Memoria Universitaria, por su parte, es uno de estos museos en Puebla, pero que tiene como fin rebelarse ante el olvido, ante esa venda negra que quiere taparnos los ojos como si fuese así más fácil pensar o decidir, como si pudiéramos elegir un camino sin saber de donde estamos viniendo.
Este edificio fue restaurado para poder ser visitado por cientos de universitarios, pues esa este público al que apunta, aunque por supuesto ello no es privativo y pueden visitarlo todas las personas que así lo deseen.
Esta construcción cuenta con 1636 metros cuadrados y dos plantas cuya labor de restauración le devolvió aquella imagen que tenía en el momento de su construcción, a fines del siglo XVII y a principios del siglo XVIII.
Al entrar en el podemos encontrarnos con salas temáticas que iniciarán nuestro recorrido de manera ordenada. En estas salas se nos mostrarán los antecedentes de la casona así como los diferentes contextos históricos. Luego vendrá el momento de apreciar la evolución de la BUAP a través de documentos, fotos y archivos.
En el segundo nivel se encuentra la Sala de Rectores donde se proyectan distintos documentales ligados siempre a la temática universitaria. Otra parte del recorrido nos muestra los logros deportivos mientras que nos espera una sorpresa, especialmente para los que no conocen a este personaje, cuando lleguemos a la sala donde se encuentra cómodamente sentado Cuco, el robot que toda el órgano y que ha viajado por el mundo.
Este es un museo sin dudas interesante y diferente, que muestra la gran variedad de visiones que se tiene en Puebla sobre la preservación de los patrimonios y las diferentes formas que adopta un lugar destinado a conservar la cultura propia del lugar.
Es imposible construir una mejor sociedad, una mejor educación, un pueblo más humano y sensible si tratamos de borrar los lazos que nos unen a la historia. Es necesario mantenerlos, saber de dónde venimos, no solo para evitar los mismos errores como dice el famoso refrán sino para entender cómo se formó nuestra identidad.
El Museo de la Memoria Universitaria en Puebla es un ejemplo de este tipo de esfuerzos que se presentan a al comunidad como una forma de hacer presente aquello que pasó con el fin de reflexionar sobre ello, de hacerlo parte de nuestra historia como sociedad y no dejarlo de lado.
Al pasear por este estado nos damos cuenta que hay muchos museos en Puebla y que cada uno de ellos tiene un enfoque diferente, están aquellos que solo se dedican a preservar el edificio histórico que los albergan y los que nos muestran importantes colecciones de arte como el Museo Amparo.
El Museo de la Memoria Universitaria, por su parte, es uno de estos museos en Puebla, pero que tiene como fin rebelarse ante el olvido, ante esa venda negra que quiere taparnos los ojos como si fuese así más fácil pensar o decidir, como si pudiéramos elegir un camino sin saber de donde estamos viniendo.
Este edificio fue restaurado para poder ser visitado por cientos de universitarios, pues esa este público al que apunta, aunque por supuesto ello no es privativo y pueden visitarlo todas las personas que así lo deseen.
Esta construcción cuenta con 1636 metros cuadrados y dos plantas cuya labor de restauración le devolvió aquella imagen que tenía en el momento de su construcción, a fines del siglo XVII y a principios del siglo XVIII.
Al entrar en el podemos encontrarnos con salas temáticas que iniciarán nuestro recorrido de manera ordenada. En estas salas se nos mostrarán los antecedentes de la casona así como los diferentes contextos históricos. Luego vendrá el momento de apreciar la evolución de la BUAP a través de documentos, fotos y archivos.
En el segundo nivel se encuentra la Sala de Rectores donde se proyectan distintos documentales ligados siempre a la temática universitaria. Otra parte del recorrido nos muestra los logros deportivos mientras que nos espera una sorpresa, especialmente para los que no conocen a este personaje, cuando lleguemos a la sala donde se encuentra cómodamente sentado Cuco, el robot que toda el órgano y que ha viajado por el mundo.
Este es un museo sin dudas interesante y diferente, que muestra la gran variedad de visiones que se tiene en Puebla sobre la preservación de los patrimonios y las diferentes formas que adopta un lugar destinado a conservar la cultura propia del lugar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario