Puebla es uno de los estados más lindos para
visitar en todo el territorio mexicano. su ubicación nos permite poder seguir
recorriendo luego otras partes del mapa o llegar desde algún otro recorrido ya
que tiene como límites nada menos que a los estados de Guerrero y Oaxaca al
sur, Morelos, Tlaxcala, México e Hidalgo al poniente, y finalmente al este con
el estado de Veracruz.
Podemos armar entonces un interesante recorrido que nos
lleva a ver las principales actividades y los lugares más lindos de estos
sitios o concentrarnos en Puebla que de por sí tiene muchos que mostrarnos.
Uno de estos atractivos de Puebla es el Museo
Universitario Casa de los Muñecos. Este sitio nos llama la atención y nos da
ganas de visitarlo tan solo viendo su fachada sin necesidad de saber de qué se
trata el museo y qué podemos ver adentro. Es que es tan imponente, llamativa y
a la vez surrealista que nos deja anonadados en frente de él.
La casa donde ahora funciona este museo era
denominada hace tiempo como “la casa de los muñecos” en referencia directa a
las figuras humanas que podían verse en la fachada de la casa.
Estas figuras tenían un matiz un tanto grotesco y
habían sido realizadas nada menos que con la famosa talavera de Puebla.
Este es
un ejemplo de lo que se considera la típica arquitectura de Puebla de estilo
barroco del siglo XVIII y podemos estar seguros de que no encontraremos otro
edificio así en todo lo que queda del territorio mexicano, así que cuando
lleguemos a él es mejor prestar atención y fotografiarlo todo lo posible pues
será un tanto difícil que nos crean cuando lo contemos.
Si hay algo que nos sorprende cuando vemos una
edificio histórico es encontrar en ellos signos radicales de innovación. Esto
nos habla de espíritus libres que supieron plasmar una forma particular, un
estilo único en aquello que tenían en frente y podemos estar hablando de la
fachada de una casa como de un objeto de arte, aunque en este caso las dos
cosas coinciden.
Los materiales utilizados en esta fachada son,
además de los azulejos típicos del lugar, la argamasa y el ladrillo. Fue en el
año 1784 que el conde de Castelo le vendió a Agustín de Ovando Cáceres Ledesma
y Núñez de Villavicencio este edificio que luego sería modificado hasta tener
la imagen que podemos ver hoy. Fue Ovando quien encargó la serie de azulejos
que contaban una historia, al parecer, según los diversos intérpretes que ha
tenido esta obra.
La interpretación más aceptada es aquellos que sitúa a los
europeos como los salvadores de los tlaxcalteas que bailan en la fachada del
edificio con una serpiente muerta y su salvador, aludiendo a una imagen rural y
alegre que podría en un alto lugar de simpatía al extranjero.
Este sitio es ahora, además uno de los museos y a
la vez uno de los mayores atractivos en Puebla que nos permite conocer parte de
la historia destacada de las construcciones de la ciudad mientras que podemos
disfrutar de algunas de las exposiciones temporales de diferentes artistas en
su interior.
El lugar cuenta también con un importante acervo
artístico que es parte de su colección así como con la posibilidad de asistir
allí mismo a diferentes conferencias.
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